lunes, 30 de marzo de 2009

La princesa y el guisante

Había una vez un príncipe que quería casarse con una princesa, pero con una verdadera princesa de sangre real. Viajó por todo el mundo buscando una, pero era muy difícil encontrarla, mucho más difícil de lo que había supuesto. Las princesas abundaban, pero no era sencillo averiguar si eran de sangre real. Siempre acababa descubriendo en ellas algo que le demostraba que en realidad no lo eran, y el príncipe volvió a su país muy triste por no haber encontrado una verdadera princesa real. Una noche, estando en su castillo, se desencadenó una terrible tormenta: llovía muchísimo, los relámpagos iluminaban el cielo y los truenos sonaban muy fuerte. De pronto, se oyó que alguien llamaba a la puerta:
-¡ Toc, toc! La familia no entendía quién podía estar a la intemperie en semejante noche de tormenta y fueron a abrir la puerta. -¿ Quién es? - preguntó el padre del príncipe. - Soy la princesa del reino de Safi - contestó una voz débil y cansada. - Me he perdido en la oscuridad y no sé regresar a donde estaba.
Le abrieron la puerta y se encontraron con una hermosa joven:
- Pero ¡Dios mío! ¡Qué aspecto tienes!
La lluvia chorreaba por sus ropas y cabellos. El agua salía de sus zapatos como si de una fuente se tratase. Tenía frío y tiritaba. En el castillo le dieron ropa seca y la invitaron a cenar. Poco a poco entró en calor al lado de la chimenea.
La reina quería averiguar si la joven era una princesa de verdad.
"Ya sé lo que haré - pensó -. Colocaré un guisante debajo de los muchos edredones y colchones que hay en la cama para ver si lo nota. Si no se da cuenta no será una verdadera princesa. Así podremos demostrar su sensibilidad".
Al llegar la noche, la reina colocó un guisante bajo los colchones y después se fue a dormir.
A la mañana siguiente, el príncipe preguntó:
-¿Qué tal has dormido, joven princesa?
- ¡Oh! Terriblemente mal - contestó -. No he dormido en toda la noche. No comprendo qué tenía la cama; Dios sabe lo que sería. Tengo el cuerpo lleno de cardenales. ¡Ha sido horrible!
- Entonces, ¡eres una verdadera princesa! Porque a pesar de los muchos colchones y edredones, has sentido la molestia del guisante. ¡Sólo una verdadera princesa podía ser tan sensible!
El príncipe se casó con ella porque estaba seguro de que era una verdadera princesa. Después de tanto tiempo, al final encontró lo que quería. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Andersen (Adaptación)



domingo, 29 de marzo de 2009

La Hora del Planeta


Dentro de la iniciativa, los edificios más emblemáticos de todo el mundo apagaron sus luces. Se quedaron en penumbra la Torre Eiffel, en París; (Francia); la plaza Times Square, el Empire State Building y la sede central de la ONU en Nueva York; el Cristo Redentor, en Brasil; las Pirámides de Giza, en Egipto; la catedral de San Pedro, en el Vaticano y la Acrópolis de Atenas.
En España, todas las capitales de provincia apagaron sus luces a las 20.30 horas, además de edificios como el museo Guggenheim, en Bilbao; la Sagrada Familia, la Pedrera y la Torre Agbar, en Barcelona; la Puerta de Alcalá, el Palacio Real y el Congreso de los Diputados, en Madrid, y la Giralda y la Torre del Oro, en Sevilla...y por supuesto, la Catedral de Santiago de Compostela!

sábado, 28 de marzo de 2009

Toyota:"human touch"